Asuntos peligrosos. Droga, delincuencia, MC5 y mi vida de imposibilidades. Wayne Kramer. Neo-Sounds Ediciones (2021). 352 págs.
La siguiente reseña está basada en la versión original inglesa del libro, la cual salió en 2018 de la mano de la editorial Da Capo Press y que se tituló The Hard Stuff. Dope, Crime, The MC5 And My Life Of Impossibilities.
Aquí tenemos las memorias del carismático guitarra y co-fundador de los Motor City 5, Wayne Kramer. MC5 se les suele catalogar como proto punk, y dicho vocablo (punk), aparece como adjetivo peyorativo en un par de ocasiones antes de ser utilizado como un estilo musical propiamente dicho en el capítulo en el que Kramer se encuentra preso en la cárcel. Por tanto, la explosión del punk a Kramer le pilló en el talego. Los Clash ayudaron económicamente a Kramer mediante el tema "Jail guitar Doors", perteneciente al single Clash City Rockers de 1978. Dicha canción, habla de diferentes músicos que por la época estaban privados de libertad, Wayne Kramer era uno de ellos e incluso lo nombran en una estrofa. Eso sí, en la letra hablan de sus "historias" con la cocaína, y era cierto, pero hay que señalar que su mayor problema siempre fue la heroína. Aunque bueno, como buen yonki, Kramer no le hacía ascos a casi nada, siendo politoxicómano aparte de alcohólico. Y fueron las drogas las que lo condenaron a la prisión. Primero, robando casas, y más tarde, haciendo de camello. Así pues, fue en la trena cuando Kramer cayó en la cuenta del tirón que tenían los MC5 entre algunas bandas de la emergente escena punk.
Dicho estatus hizo que Kramer consiguiera un contrato con el sello Epitaph, con quienes editó el disco titulado como el libro que ahora nos ocupa. Eso sí, no duró mucho y es que, en sus propias palabras, "no hacía punk genérico". Recordemos que era a mediados de los 90, en pleno boom de los Rancid, Offspring y compañía. Ciertamente, la música de Kramer no pegaba ni con cola en esa escena. Porque la escena de los MC5 fueron los convulsos años 60 y los comienzos de los 70 en los Estados Unidos, con el racismo y la guerra de Vietnam por un lado, y los Panteras Negras y los jipis por el otro luchando contra el establishment. De hecho, nuestro protagonista se llegó a librar de ir a Vietnam por la respuesta que dio sobre si tenía tendencias homosexuales: "gracias al LSD he aprendido que no tengo que demostrar afecto únicamente al sexo opuesto. Amo a mis amigos, tanto a los hombres como a las mujeres".
Los MC5 bebían del rock'n'roll y del Free Jazz, fueron coetáneos de artistas como Janis Joplin, The Stooges o Jimmy Hendrix, apoyaban a las homónimos de los Black Panthers, Las Panteras Blancas, y en definitiva, fueron parte importante de todo ese movimiento político y cultural que tanto influyó en las mentes de mucha gente en aquellos años. Ciertamente, fueron un buen aperitivo para lo que iba a venir después (el punk genérico!). Como ya es sabido, su talón de Aquiles fueron sobre todo las drogas duras. Pura ruina, ayer, hoy y siempre.
La parte en la que se habla del contexto socio-político de la época y del nacimiento del grupo, es la que más me ha gustado. A medida que su enganche crece, las historias de talego y miseria yonki hacen que algunos capítulos sean un pelín tediosos. El libro cubre a su vez diferentes proyectos que Wayne Kramer probó después de su periplo con los MC5 y tras salir de prisión, incluido uno con Johnny Thunders que por supuesto, no llegó a buen puerto (Never Trust A Junkie!!). Kramer nos habla también de algunos retornos de los MC5 aunque eso sí, no llega hasta la actual versión de los MC5 que hoy día anda funcionando. Y eso que Kramer ya cuenta con 76 años!! Proto-Punks Not Dead!!