miércoles, 9 de septiembre de 2015

Wolf Bites Boy: Family isn't always blood


WOLF BITES BOY. FAMILY ISN'T ALWAYS BLOOD

Esto tres veteranos músicos de Stoke/Sheffield (Inglaterra), después de pasar por bandas de Punk de los 90’s como Senseless, AWOL o Living Dead, entre otras, apuestan fuerte con este nuevo proyecto llamado Wolf Bites Boy. Su sonido es potente, original y con toda la esencia de los clásicos del Oi! y el street-punk inglés. Ya han sacado un EP, han participado en varios recopilatorios, forman parte de la BSO de The Mothertown y están trabajando para formar parte de la banda sonora de otra nueva película. El LP Family isn't always blood verá la luz en noviembre con el sello Fight To Live Records, lo componen 12 temazos y está repleto de himnos que llevan unas letras que lo hacen inevitablemente coreable. Entre otras sorpresas, cuenta con la colaboración de Fish Skeptik (The Business) a la guitarra en algunas canciones y con la banda inglesa de ska Rough Kutz. La maquetación y el diseño han sido muy cuidados, incluye insert impreso a doble cara a color con fotos y las letras. Wolf Bites Boy son una potente inyección de punk/oi en esencia pura que nos permite vislumbrar una escena viva por muchos años. Edición limitada numerada a mano de 300 copias. 100 En naranja “mecánico” (jugando con la portada del disco) y 200 en negro.  

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domingo, 6 de septiembre de 2015

East End Babylon: la historia de los Cockney Rejects


East End Babylon. The story of the Cockney Rejects. Richard England. Cadiz Music (2013). Inglés con subtítulos en castellano. 

A raíz de enterarme de que este DVD traía subtítulos en castellano, decidí hacerme con él a ver qué tal estaba. En este East End Babylon los hermanos Geggus nos cuentan la historia del grupo de manera bastante resumida con la ayuda del ex bajista Vince, Garry Bushell y algunos colegas más que aparecen en el texto de debajo, ya que el video está enfocado más que nada a los viejos tiempos. Salen algunas declaraciones de Tony Van Frater y Andrew Laing (bajista y batería actuales), más algunos trozos de conciertos más cercanos en el tiempo, pero como digo East End Babylon cubre sobre todo la época dorada de los Cockney Rejects. Está bien en líneas generales, pero tras haber leído las memorias del cantante, Cockney Reject (reseñada aquí), he de decir que aunque suene a tópico, no hay color entre el libro y el documental. Respecto a las imágenes de los directos, aunque haberlas haylas, echo en falta algo más de material antiguo del grupo. En los trozos que salen de actuaciones más modernas, no sé si sale algún bolo del estado porque no especifican de dónde son dichos conciertos. La única referencia al estado que hay es cuando explican que tocan con mucho éxito en “el norte de España” al poco de juntarse otra vez. Ah, bueno, como anécdota, señalar también que el guitarra Mick aparece entrevistado en una especie de bar de tapas londinense, por lo que echa pa’trás ver una bandera rojigualda al fondo de dicho local. Pero qué sabrán ellos… En definitiva, está bien el documental aunque no supera ni de lejos al libro que sacó el cantante en 2010. Pero como el libro está solamente en inglés, a continuación paso a traduciros libremente un capítulo del mismo, concretamente el que corresponde a la famosa y sanguinaria Batalla de Birmingham. Ahí va…


Contexto

Los Rejects acababan de editar un single con la versión punk del himno del West Ham por una cara, “I’m forever blowing bubbles”, y “West side boys” por la otra, un alegato hooligan donde hablaban de “tomar” los campos del Liverpool, Chelsea o del Arsenal. En sus propias palabras ello supuso pulsar el botón de su autodestrucción, pues empezaron a tener serios problemas en cada uno de sus conciertos con los hooligans futboleros de cada ciudad en la que actuaban. Birmingham fue el “súmmum” aunque no fue la única (ver aquí otra), y aquí os dejo con la traducción libre del capítulo donde Jeff Turner (cantante del grupo), la explica en su libro autobiográfico titulado Cockney Reject (leer reseña aquí).

La batalla de Birmingham 

Por defecto, el primer concierto de la gira fue en el club Cedar de Birmingham. La violencia que hubo aquella noche fue la peor que yo he podido ver nunca en un concierto. Fue brutal e incesante, haciendo parecer el concierto de los Sham 69 en Hendon o el del Rainbow de Finsbury Park (1) como un mero día de excursión a Alton towers (2). La noche terminó con numerosos caídos en combate, incluido mi hermano Mick (3). Hubo gente rajada como producto de vasos y botellazos, mientras que el equipo de sonido fue completamente destrozado. Hombres y mujeres quedaron llorando. Fue el equivalente a un concierto de rock de la batalla de Rorke’s Drift (4), solo que en lugar de 140 casacas rojas enfrentándose a 4.000 zulús, éramos algo más de 20 cockneys (5) en un cuerpo a cuerpo contra más de 200 rabiosos skinheads de la zona de Midlands.

Llegamos a Birmingham con dos furgonas cargadas de colegas que habían venido con nosotros por pura diversión. Estaban Johnny Butler, Dickle, H, Swallow, Danny Harrinson, Danny Meakin, John O’Connor, Brett Tidman y Bruce, quien era uno de los veteranos de la Ancient Brit Crew (6). Eran un buen grupo, pero nadie esperaba que hubiera problemas y todos estábamos con ánimo de fiesta. Estaban también por supuesto los Kidz Next Door (7), pero no podías contar con ellos a la hora de calcular nuestras fuerzas. 

Por la tarde hicimos la prueba de sonido y fue bien, para volver al concierto después de las 7. Kevin Rowland, de los Dexy’s Midnight Runners, era el dueño del club y andaba por ahí esa noche. El lugar era extraño y estaba muy mal diseñado. El escenario estaba al final a la derecha pero no tenía zona trasera de backstage. Había unas escaleras en el medio de la pista que te llevaban a los camerinos, así que tenías que andar por entre medio del público para llegar hasta el escenario. 

Estaba previsto que comenzáramos a eso de las 9 de la noche. Tan pronto como llegamos, pudimos notar una atmósfera hostil. La sala estaba completamente llena con 500 personas apretujadas en ella. Mucha de la audiencia eran skinheads, pero había también muchos futboleros, con una mezcla de hooligans del (Aston) Villa y del Birmingham City, lo cual era muy raro pues se tenían un odio visceral los unos con los otros. Es como si se unieran el West Ham y el Millwall contra un enemigo común, lo que era inimaginable para nosotros. En la misma situación esto nunca hubiera ocurrido, pues el odio entre el Sur y el Este de Londres es demasiado grande. 

Teníamos que andar a través del público para comenzar el concierto. Tan pronto como nos vieron nos empezaron a escupir y no al “estilo punk” precisamente. Era puro odio. Nos decían “iros a la mierda” y “cockneys cabrones”. El ambiente estaba envenenado y era el peor que yo jamás había visto. Nuestra camarilla se vino con nosotros y se colocaron detrás del escenario. Atrás había un par de escalones hacia abajo que daban a dos puertas de salida, mientras que la otra forma de salir de la sala era a través de la audiencia.

Empezamos a tocar, parte del público estaban claramente por el concierto, pero otra mayor y beligerante sección no estaba por él. Nos insultaron desde el comienzo, no estaban por otra cosa. Muchos de los que ocupaban las primeras filas no paraban de decirnos “venid pajilleros, venid cabrones”. No me podía concentrar en la actuación porque podía ver que se iba a liar. Recuerdo especialmente a un bonehead de las primeras filas que vestía un Fred Perry y que llevaba un tatuaje del Aston Villa en su brazo. No paraba de provocarnos, moviendo sus manos y diciendo “ven aquí, ven”. Miré a Mick, ambos realmente queríamos ir abajo y darle de ostias, pero intentábamos mantener la calma. 

Estábamos en medio de “Where the hell is Babylon”, probablemente la cuarta canción, cuando el primer vaso de pinta pasó volando. Reaccioné de la peor de las maneras. Paré el concierto y dije: “quien haya tirado el vaso que venga al frente del escenario que nos iremos fuera uno contra uno y así veremos entonces quién es el mejor”. Nunca debí de hacerlo. De repente el aire se llenó de cosas que nos tiraban; paquetes de tabaco, monedas, cerveza… nada muy pesado en principio, aunque volaron unos pocos de vasos también. Recuerdo a Mick, que llevaba puesta su camiseta amarilla (le llamábamos el “canario”), intercambiando algunas palabras con los boneheads de las primeras filas. Acabamos un tema y Vince empezó a afinar el bajo, fui a ver cómo lo llevaba y al rato escuché follón. Me volví y Mick ya no estaba en el escenario. Estaba solo abajo dándose con la muchedumbre. Hasta ahí llegamos. Saltamos todos del escenario, empezó la bronca propiamente dicha y nos dimos de ostias con esos skinheads. Vince se giró, saltó desde la tarima y le metió con las botas en la boca a algún tipo de los que lapeaban. Lo dejó inconsciente. 

Éramos solo veintipocos, y al principio los brummies (8) que nos buscaban eran sobre 80, pero les hicimos retroceder hacia el bar. Les estábamos ostiando cuando de repente vi a un tío reventar un vaso justo en la cara de Danny Harrinson. Había sangre por todas partes. A mi derecha, Johnny Butler tenía cortes también. Algunos de nuestros enemigos ya iban armados y al empujarlos hacia el bar, otros iban pillando botellas y vasos. Armados, el curso de la batalla empezaba a cambiar. No tuvimos otra opción que retroceder hasta el escenario, pisando a sus “caídos” que estaban por el suelo. Miré hacia atrás y vi a H encima del escenario. Un gigante bonehead apareció por un lado y le dio una ostia justo en la boca. Tuvo suerte de que no le rompió la mandíbula. H no le devolvió el golpe, simplemente lo cogió, lo levantó y se lo quitó de encima. 

Alcanzamos el escenario y empezamos a coger el equipo de sonido para lanzárselos a ellos. Ya no había ningún sitio más donde retroceder, por lo que tuvimos que tomar posiciones. Podríamos habernos ido por las salidas de detrás del escenario, pero eso hubiera significado la derrota y no contemplábamos esa posibilidad. Nos encontrábamos en el escenario tirándoles lo que podíamos pillar: la batería, el taburete, los pies de micro… todo! La lluvia de botellas comenzó de nuevo. Miré hacia arriba y vi lo que parecía una especie de platillo volador que se movía como en cámara lenta. Era un cenicero grande de cristal y se estampó en la frente de Mick. La sangré brotó de su cabeza como unas cataratas. Ello me hizo enloquecer aún más y a golpe de puñetazos me abrí paso hasta la melé. 

En este momento los seguratas finalmente decidieron dejarse ver y nos devolvieron arriba del escenario a la par que nos empujaban a través de una de las puertas de salida a un pequeño pasillo. Los seguratas nos encerraron ahí y dejaron a uno de ellos vigilándonos. Entonces caímos en la cuenta de que Mick, Andy Swallow y tres más aún estaban en la sala. Le dije al machaca que abriera la puerta y no se movió. Me cabreé y grité “abre la puta puerta ya, tenemos a cinco tíos fuera”. Era un tipo fuerte pero no veterano, tendría 26 o 27 años, y se estaba haciendo caquita. Vince le dijo: “si no abres la puerta ahora, la abriremos nosotros”. El segurata comenzó a llorar y se deshizo diciendo que no podía más con la situación. 

Lo echamos a un lado y abrimos la puerta a patadas. Había en la habitación barras de hierro pertenecientes a armarios que habían sido desmontados. No eran muy pesadas, pero si le metías a alguien en la cabeza con una de ellas, se enteraría bien. Nos llevamos todo lo que pudimos cargar y volvimos a la pelea. Nuestros cinco aún se mantenían en pie y seguían resistiendo. Habían arrastrado un par de mesas al escenario que usaban como escudos. Había gente inconsciente por todo el suelo, cristales rotos por todas partes y el equipo de sonido estaba destrozado. La bronca iba ya por los 20 minutos y teníamos que acabarla. Era el momento del “hazlo o muere”. Volvimos a la pelea como en una estampida dando con todo lo que teníamos. Los estábamos machacando, rajándolos y destrozándolos. Los llevamos al final de la sala pasando por el bar y limpiando el club por completo. A la par que retrocedían se cagaban por las patas, lo que demuestra que eran unos pajilleros. Habíamos luchado nuestra batalla más dura, peleamos como un grupo contra toda posibilidad y ganamos. Todos mostraron corazón y valor para estar firmes. Si esto hubiera pasado en tiempo de guerra y hubiéramos estado vistiendo uniformes, nos hubieran dado la Cruz de la Victoria por ello.

En el momento de la victoria, cerca de 30 maderos llegaron, cosa que calmó el asunto también. Miré la cara de mi hermano y era una ruina. Tenía la cabeza abierta y sangre por todas partes. Danny Harrinson estaba sangrando, Butler lo habían rajado gravemente. El lugar parecía un campo de batalla y había gente siendo retirada en camilla. El pobre Robbie Pursey estaba tan blanco como un folio. Tenía la misma edad que yo, pero yo estaba familiarizado con el asunto mientras que todos los Kidz Next Door vivían en confortables sitios de la zona de Hersham y habían tenido una buena educación. Ellos debieron pensar lo de “¿qué ostias hago yo aquí?”. 

Tan pronto como los polis llegaron, quisieron detener a Mick. Por alguna razón siempre quieren detenerlo a él. Estaba que estallaba y dije: “somos 20 y esa puta chusma vinieron a por nosotros y ahora queréis detener a uno de los nuestros, ¿qué se supone que hemos hecho?”. Los pasmas no decían nada. No nos olvidamos de Kevin Rowland. Él nunca se quejó y nos respaldó: “habéis hecho lo que teníais que hacer”. Nos pidió disculpas, el pobre estaba helado. Sus machacas habían sido ineficaces y él únicamente asomó la cabeza cuando estos nos acordonaron y empujaron hacia las salidas, pero no hicieron nada respecto a la bronca.

Mirando atrás, no cabe duda que Birmingham fue el principio del fin para nosotros. Fue una noche horrible. Seguratas llorando, pavas llorando y tíos que habían sido rajados pero que pasaban de ir al hospital porque querían ir por la ciudad buscando a los otros. Tenía 16 años y no estoy seguro si la experiencia me hizo más fuerte o me estropeó más. No lo sé. Vi lo jodido que era que la adrenalina subiera. Mucha gente probablemente nunca caerá en la cuenta de ello y estoy seguro que a Mick le pasó. En 4 años se quedaría calvo. Alopecia hay en mi familia, pero no tan temprana. Fue traumático, no fue el típico “follón” de los conciertos sobre los que la prensa solía escribir. Fue una pelea por la supervivencia, fue sanguinaria y fea, siendo nuestras canciones la principal causa de ella. Vi colegas golpeados por vasos, eran el tipo de gente que luchan juntos y nunca se dan por vencidos; tíos que se podría pensar que eran invencibles pero que también podían ser vulnerables. Podían ser acuchillados y cortados como cualquier otra persona y tuvieron suerte de no palmarla. 

El día después

La policía permitió a Grant Flemming (9) llevar a Mick al hospital. Era de recibo, pues la frente le colgaba. Tan pronto como la pasma terminó con nosotros, cogimos 8 y armados, nos fuimos derecho al minibús. Incluso Nigel Woolf estaba en la partida. Dimos una vuelta buscando skinheads que volvieran del concierto hacia sus casas. Llevámamos mangos de hachas, barras de acero, de todo… Donde fuera que estuvieran, los íbamos a pillar y correrlos. Cada grupo que pillamos se cagaron de miedo. Ninguno de ellos sabía nada… Tras media hora vimos al bocazas cabrón del tatuaje del Aston Vila. Salí de la furgoneta con el bate de beisbol y dije: “bien, cabrón…”. Iba una chavala con él y tan pronto como me vio, se colocó detrás de su chica. “Vaya, mírate, puto cobarde”. No dijo ni una palabra, solo temblaba. 

Volvimos a la sala. Grant trajo consigo a su primo, a quien nadie de nosotros conocía. Cuando le explicamos que habíamos hecho, comenzó a decir: “¿para qué todo esto?, “¿para qué hacéis esto?”, exclamaba. Estaba gritando y llorando. Vince lo pilló y le metió dos ostias en la boca. Le tuvimos que contener. “Vamos hombre, vete de aquí pero ya!”, le dijimos. “Lárgate antes de que te cortemos las pelotas”. El cabreo era grande. Mientras tanto, Mick había ido al hospital. Le habían puesto puntos y su frente parecía que tuviera el logotipo de Fred Perry cosido. Hoy día aún puedes ver la marca. Estando allí, las urgencias del hospital se comenzaron a llenar de boneheads; todo un batallón con todo tipo de heridas, huesos rotos, cortes y moratones. Hubo algunos que llegaron en camilla. Por supuesto, rápidamente se fijaron en Mick y Grant. Siendo más, los skinheads brummies empezaron a agruparse fuera de la sala del dispensario donde estaban cosiendo a Mick. Eran una veintena y estaban armándose con bisturís. Mick tuvo que decirle al doctor que acabara ya y así Grant y él saltaron desde la ventana de un cuarto piso hacia la calle y, bajando por las tuberías, se piraron de allí. Ese fue el motivo de que su herida no se curara bien. Tenían que abrirse pues si no los brummies los habrían matado. De alguna forma ellos encontraron el camino y volvieron al hotel. Cuando vi a Mick me chocó mucho su estado, estaba hecho una pena. “¿Venir para esto?”, me dije. Habíamos ido de la simpática gracia del “Flares’n’slippers” hasta la guerra total. En parte fue nuestra culpa, ya que si cantas lo que cantas, tienes que predicar con el ejemplo. Una parte de mí me decía que tenía que acabar con estas movidas, pero la otra parte, la más hooligan, me decía: “hemos venido aquí y los hemos pateado, vamos al siguiente sitio”. 

Pero todavía la movida no había terminado. Teníamos el camión de Edwin Shirley aparcado en la parte de atrás del hotel, preparado para ir al próximo concierto en el King George’s Hall de Blackburn. Cuando nos levantamos al día siguiente, alguien había petado la cerradura y todo nuestro equipo se había evaporado: la batería, los amplis, las guitarras… Por tanto, tuvimos que ir a una sala de Blackburn con capacidad para 2000 personas y utilizar el equipo de los The Kidz Next Door. Yo iba en una furgoneta con Vince, Wellsy, Brett Tidman, Dickle y Butler; mientras que Mick, Johnny Turner, Grant y Swallow iban en la otra que conducía Mark Reynolds, el batería de los Kidz Next Door. Ellos no estaban por la bronca, pero como el equipo había sido robado ahora querían venganza. Estaban en las afueras de Walsall (10) cuando vieron a un grupo grande de skins y mods. Sabiendo que los skins se había hecho con armas la noche anterior, nuestros chicos también las tenían. Pararon la furgoneta, fueron y preguntaron acerca del equipo robado. Hubo algunos insultos y cuando uno de los skins amagó con sacar un arma, Mick pilló la barra de acero y se la estampó en la cabeza. Ostiaron a muchos de ellos, eso no hizo que encontráramos el equipo pero les hizo sentirse mejor.

[…] Estaba en la habitación con Vince y Wellsy y a eso de las cinco de la mañana alguien llamó a la puerta diciendo: “CID (11), abran”. Pensé que era una broma y que tras abrir la puerta me iba a encontrar con Meakin llevando un cubo lleno de meados. “Joder, estamos durmiendo”. Pero continuaron llamando a la puerta. Eran el CID y nos detuvieron a los tres. Creía que el tema tenía que ver con Swallow. Él y los otros habían armado jaleo en su habitación y el dueño los había echado. Pensaba que podían haber vuelto a meterse en ella. Pero no, tenía que ver con lo que ocurrió en Walsall una semana o dos antes, cuando Mick le metió con una barra de acero a los skins el día después de la batalla de Birmingham. 

Me querían detener por ello. Teóricamente, alguien había identificado una fotografía mía en la que salía sin dientes en el single The greatest cokney rip-off, pero no había en realidad ninguna foto como esa en la portada e incluso no estuve en Walsall. Yo iba en la otra furgoneta camino de Blackburn, por lo que sabía que mentían. Mick fue acusado y el resto fuimos interrogados individualmente en la comisaría, aunque ninguno de nosotros soltó prenda. Mención especial para Andy Swallow, pues se ofreció a comerse el marrón para que el resto pudiéramos salir libres, aunque yo dije que no. Entonces la pasma detuvo a alguien más que no era del todo uno de los nuestros y quien dio los nombres de todos los que habían estado en la furgoneta con Mick. Delató a muchos. 

Teníamos todas las entradas vendidas para el concierto del club Limit. El dueño telefoneó a la policía para preguntarles sin podían liberar a Mick, pero le dijeron que no pues los cargos eran demasiado serios. Incluso no estaban seguros de que pudiera salir bajo fianza. Mick estaba acusado de GBH (12), lesiones dolosas y de haber estado involucrado en una pelea. Salimos en los periódicos y el Daily Mirror nos llamaba infames. Mick esperaba una condena de 5 años. Tuve que ir a la sala y decir al público lo que había pasado. Les ofrecí la devolución del dinero o la oportunidad de usar la entrada para cuando reprogramáramos el concierto para el siguiente sábado cuando Mick estuviera fuera. 

Mick estuvo encerrado todo el fin de semana. Mis padres estaban desolados. […] Tony Gordon (13) estuvo conmocionado al principio. Cuando Mick salió, no había buen rollo entre nosotros y no nos hablábamos. Le culpaba de la detención y seguramente de los problemas del grupo también. Pensaba que la banda se encontraba en riesgo por lo que él hizo en Walsall y era cierto. Tocamos el siguiente sábado, comenzamos a discutir entre nosotros y a amenazarnos mutuamente con rompernos los dientes mientras estábamos tocando. Todo fuera de micro, no sé qué pensaría la gente. Cuando fuimos al camerino Mick soltó la guitarra, yo me quité la camiseta y le solté una ostia. El asunto se fue de madre y ya era propiamente una pelea. Ambos nos cortamos y había sangre por todas partes. Duró sobre 5 minutos, iba a más la cosa hasta que H y Wellsy abrieron de una patada la puerta y nos separaron. Si hubiera durado más, no creo que estuviera aquí ahora contándolo, porque nos dijeron cuando entraron que parecíamos dos perros terriers enzarzados en una pelea. Tuvo que pasar porque la tensión había ido en aumento entre los dos durante la gira. Más tarde nos dimos la mano, nos metimos en el coche alquilado, volvimos a casa y planeamos el siguiente movimiento. Era el momento de reflexionar y de hacer el segundo disco antes del juicio de Mick


Consecuencias

Al cabo de cuatro meses los Cockney Rejects intentaron de nuevo actuar en el mismo club Cellar de Birminghan. La policía lo evitó y los Rejects fueron “rechazados" y escoltados de vuelta a la autopista dirección Londres. La compañía de sonido retiró el equipo y el resto de la gira fue suspendida. Un año más tarde los Cockney Rejects editarían su fantástico álbum The power and the glory, pero por los constantes problemas en los que se veían envuelto los hermanos Geggus más el veto que sufrieron las bandas de Oi tras los incidentes en Southall, la compañía EMI se desentendería del grupo y los Rejects acabarían siendo despedidos. Por su parte, Mick fue a juicio por lo de la agresión de Walsall un día después de grabar el directo que tiempo después saldría en disco llamándose Greatest hits vol 3. Por suerte para él, únicamente le cayó 2.000 libras de multa (algo más de 2.720 euros al cambio de hoy), más 2 años de libertad condicional. Pecata minuta cuando incluso sus abogados no esperaban una condena inferior a 5 años… Bronca tras bronca y sin sello discográfico, los hermanos se replantearían todo respecto a la banda y la violencia y es aquí cuando comenzaría el periplo hard roquero- heavy de los Cockney Rejects. Quizá la peor consecuencia de todo lo ocurrido anteriormente…

- Notas:

1. Ambos conciertos de los Sham 69 fueron reventados por nazi boneheads. En el del teatro Rainbow concretamente, Jimmy Pursey acabó llorando en el escenario y fue uno de los motivos que provocó que los Sham lo acabaran dejando poco tiempo después (influyó a su vez la mala recepción que tuvo el siguiente disco que sacaron, The game). Sham 69 no volverían a la actividad hasta 1987.
2. Alton Towers, parque de atracciones. 
3. Recordamos la formación de los Cockney Rejects en ese momento: Jeff, el narrador (voz); Mick, hermano de Jeff (guitarra); Vince (bajista) y Nigel Woolf (batería). 
4. Batalla que se dio lugar en Natal (Sudáfrica) entre tropas inglesas y zulús en el año 1879. Apenas unos 150 soldados británicos contuvieron a más de 3000 guerreros zulús. 
5. Cockneys es el nombre como se conoce a los londinenses del East End.
6. Ancient Brit crew, uno de los muchos grupos de hooligans que seguían al West Ham.
7. Kidz Next Door, grupo punk con influencias mods cuyo cantante, Robbie Pursey, era el hermano de Jimmy Pursey de los Sham 69. También eran seguidores del West Ham y de la ICF (grupo hooligan de dicho equipo), aunque no eran tan dados a ostiarse como los Cockney Rejects, a quienes telonearon en el tour del que pertenece este capítulo de La batalla de Birmingham (de ahí la irónica expresión de Jeff Turner “…pero no podías contar con ellos a la hora de calcular nuestras fuerzas”). 
8. Brummies, como se les conoce a los habitantes de Birmingham. 
9. Grant Flemming, bajista de Kidz Next Door.
10. La ciudad de Walsall está a escasos 20 minutos de Birmingham. 
11. CID: detectives del “departamento de investigación criminal” de la policía inglesa.
12. GBH, “grievous bodily harm”, algo así como “lesiones corporales graves”.
13. Tony Gordon, mánager por entonces del grupo.