MONDRA & ROLL 2024.
Llega el verano, aunque esto es un decir en el caso de Euskal Herria, y con él los festivales de todo tipo. Una forma de ocio (y negocio) como otra cualquiera: música y pulserita a mayor gloria del dinero. Y es que el asunto nos genera sentimientos encontrados: se agradece la oportunidad de ver bandas guapas cerca de casa, pero la gratitud se disipa en cuanto te cachean para que ni siquiera puedas meter un vaso de plástico reutilizable. Obligatorio pasar por caja para conseguir el vaso del festival (2 euros), sin el cual no te sirven en una barra donde la cerveza cotiza a 4 euros.
Al lío. Le correspondió a Larru Beltzak la tarea de abrir la jornada del viernes. Debe de ser bonito para una banda local ver su nombre en un cartel lleno de bandas de renombre, pero luego hay que hacer frente a un ambiente todavía frío, el grueso del público aún sin entrar, etc… Pese a todo, bolo serio, sonido compacto, buenas guitarras y un pistoletazo de salida bien digno. Después llegó el turno de Arene 6, cuyo nombre digamos que resignifica la ubicación de los 1312 de su pueblo. Llevan un tiempo en esto, su directo está más que trabajado y, en fin, su streetpunk guitarrero lleno de coros y melodía (por usar una etiqueta o descripción un tanto vaga) va escalando de nivel y posiciones (si esto fuera el Tour o la lista de los 40, claro). Prosiguieron dos bandas ya consolidadas, Kaleko Urdangak y Brigade Loco. Ambos grupos están a un nivel notable, sobre todo los primeros, próximos a girar por Estados Unidos. Ambas bandas cuentan con buenas canciones, muy coreables, y sus conciertos suelen ser una fiesta, con el público entregado. Esta vez no fue menos y no pecamos de localismo si decimos que fueron lo mejor de la noche, sobre todo viendo lo que vino después.
A todo esto, en algún momento de la actuación de Brigade Loco se puso a llover con ganas, lo cual provocó la estampida de muchos. No olvidemos que el festi se celebra en un parque público al aire libre, en una especie de anfiteatro natural en el que es difícil resguardarse de la lluvia. Habían pronosticado lluvia y tormenta, y así fue. Euskadi Tropikal, ven y cálate.
Madball, por su parte, ofrecieron lo que se esperaba de ellos: una contundente descarga de hardcore. Podrán gustar más o menos, pero el comentario general fue que estuvieron a la altura. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de Sham 69. Flojos, flojos. Aunque, paradójicamente, era eso lo que cabía esperar, y es que cualquiera que haya seguido sus andanzas durante los últimos años no podía esperar ninguna actuación mayúscula. Fue un concierto con poco gancho, frío, donde lo más llamativo fue que Pursey se dedicó a abrir un botellín de agua por cada parón, sin otro objetivo que darle un trago e inmediatamente después lanzar el resto a sus espaldas. Vale, de acuerdo, no deja de ser guapo escuchar temas como “Borstal Breakout”, “Questions And Answers”, “If The Kids Are United” o “Harry Up Harry”, con la que acabaron si mal no recuerdo, pero el conjunto en general fue pobre, insulso. Si son cabezas de cartel es por su nombre (y probablemente su caché), pero a día de hoy cualquier banda actual de nivel, Kaleko Urdangak o Brigade Loco sin ir más lejos y, en serio, sin pecar de localismo (puedes pensar en bandas extranjeras actuales), merece su lugar y su tiempo en festivales de este tipo. Claro que, si lo mejor del viernes fueron las bandas locales, bandas que los lugareños han visto ya tropecientas veces, es difícil justificar pasar por caja a según qué precios. Lo dicho: a día de hoy Sham 69 con media hora de bolo van que chutan.
Cerró Roy Ellis, ex Symarip, 75 primaveras y al frente de (o respaldado por, según se mire) Mighty Megatons. Sonidos jamaicanos para acabar la noche, pero aquello no acabó de despegar y el ambiente seguía siendo frío, salvando algún corte como “Skinheads Dem A Come”, que también incluyó alguna referencia a los punks. Así que nada, abortar misión, tomar la última en los bares y, como cantaban aquellos gallegos, “camino de la cama es el mejor camino”.
El sábado fue el día gordo. Una vez recorrido el círculo de bares-comida-bares, tocaba acercarse al festi. A Kontralde, otra banda local para abrir fuego, se les oía desde los bares más cercanos, desde donde podían identificarse las versiones de Código Neurótico y Zakarrak. Seguidamente, tanda de tres pujantes bandas extranjeras: The Chisel, Bad Nerves y High Vis. Jóvenes, sí, pero con tirón entre el público. Veamos, ¿son The Chisel para tanto? Cuestión de gustos, claro, pero es innegable que cuentan con un buen frontman, enérgico y a ratos cachondo (bromeó a cuenta de la querencia del público local por el speed), y que sus temas ganan enteros en cuanto se acercan a ese sonido Oi! crudo ochentero, a ratos con ecos de Cockney Rejects. No siempre lo consiguen, pero cuando se acercan… uhmm… Se quedaron sin tiempo y tuvieron que bajarse del escenario pese a que tenían ganas de más. Quizás por eso no sonó “Ain´t Seen Nothing Yet”, su mejor tema a mi juicio.
Bad Nerves venían con el aval de buenos trabajos de estudio. Son un soplo de aire fresco, una vuelta de tuerca a la tradición del punk77, pero con amplitud de miras, dando como resultado un sonido bastante personal. Supieron defenderse en directo, versión de Ramones incluida (muy bien llevada a su terreno), y mucha gente coincidió en que los londinenses (¡uno de ellos con cami de las Vulpess!) fueron de lo mejorcito del día. He aquí otra banda que, al hilo de lo que decíamos arriba sobre Sham 69, merecía ser cabeza de cartel, por ejemplo el viernes. Pero, claro, ni tienen el nombre ni el tirón de otros, con que, digamos, las “razones de mercado” juegan, de momento, en contra de alterar el status quo y el modus operandi de algunos festis. Joder, parece que sé latín y todo.
High Vis también se lo hicieron guay. Otro cantante dándolo todo y una banda que combinaba temas agresivos con otros más tranquilos. Grupo a seguir.
El segundo plato fuerte de la jornada, Baboon Show, resultó arrollador, como es habitual. Sus conciertos son eso, un gran show, y a nadie sorprende ya su nivel. Es una gozada verles, claro, pero todo el tema de presentar a la banda, que Cecilia se ausente del escenario para cambiarse de vestido, alargar los temas (incluso intercalar acordes de Iron Maiden), etc… hace que uno añore la época no tan lejana (¿8 años ya?) en que, sin tanta parafernalia y yendo al grano, ponían a temblar el Edaska, un garito/sótano de Barakaldo con capacidad para apretujar a unas 200 personas. Aquello sí que era show de verdad, una descarga en tu puta cara, sudor, actitud y punk and roll a raudales.
Con todo, y para que quede constancia de que no soy tan vinagres, triunfaron. Y, qué narices, gracias a Cecilia por explicar brevemente entre canción (“Class War”) y canción (“Same Old Story”) en qué consiste la injusticia, básicamente la plusvalía de la que hablaba Marx. Necesario recordarlo, en estos tiempos de avance de la ultraderecha.
¿Y qué decir de Cock Sparrer? Otra baza ganadora, directo notable y público entregado durante la hora y poco que duró el bolo. Es sonar “Riot Squad” y ya la priva de más de uno salta por los aires. Este año han sacado otro disco excelente, “Hand On Heart”, y aprovecharon para ir intercalando algunos cortes nuevos que, salvo un repetitivo “Mind Your Own Business”, encajan a la puta perfección con sus conocidos himnos. Así que el bolo fue una buena mezcla de viejos (“I Got Your Number”, “Running Riot”) y nuevos temas (“Here We Stand”, “Take It On The Chin”). Incluso tocaron algún tema de este siglo (“Nothing Like You”, más exactamente) que, aún sin el status de clásico, lejos de desentonar, sonó increíble. El cierre fue el habitual, “England Belongs To Me” (excuse me, but FUCK the red, white and blue) y “We´re Coming Back”. Difícil que decepcionen, por no decir imposible, aunque alguno comentaba que sonaron algo lento, quizás por el batería… Minucias, son los Sparrer y hay que disfrutar de ellos mientras les quede cuerda.
Cerraron Les Testarudes, ska y demás sonidos jamaicanos desde Catalunya (y parece que una infiltrada navarra). Nueve tías jóvenes que se están haciendo un nombre gracias a unos directos divertidos y energéticos. Estas chicas sí lograron conectar con el público, a quien supieron animar con temas en catalán (una contra los macroproyectos) y muchas versiones (Millie Small, Skatalá, Maytals). La cantante dejó un apunte interesante dirigido al público femenino: “¿Sabéis lo que es pussy? ¿Lo sabéis? Sólo queremos decir que esperamos que os lo coman mucho y muy bien”. Ahí queda. Acabaron, pasadas las tres de la mañana, con “Simmer down” (Skatalites) y “Hooligan” (Marley).
Esto es lo que dio de sí la tercera edición del Mondra & Roll. A ojo de buen cubero, hubo menos afluencia que en la primera edición, en la que curiosamente también repitieron los dos nombres gordos (Baboon Show y los Sparrer) de este año. Veremos qué se ofrece el próximo año, si las bandas siguen siendo las habituales con que trabajan los organizadores y si el formato no termina de agotarse.
- Texto: Automatic Lover.
- Fotos: Jon Alza y Mondra&Roll.
No hay comentarios:
Publicar un comentario