The 5.6.7.8’s. Sala Apolo 2 (Barcelona) 18-23 €
Se llenó la Sala Apolo 2 para ver a esta banda de Tokio que han venido de gira para celebrar que llevan 30 años dando guerra en el mundillo del garaje y el rock and roll. Tarantino las hizo muy populares al aparecer en la película Kill Bill interpretando el tema “Woo Hoo” (original de la banda rockabilly de los años 50’s The Rock-A-Teens). Las entradas anticipadas se agotaron días antes del concierto y los organizadores dejaron 75 en taquilla, por lo que en la larga cola había cierto nerviosismo y algún listillo adelantando posiciones disimuladamente.
Entramos en la sala y el Dj ya caldeaba el ambiente a base de surf, garaje y rock and roll. Tomamos posiciones en la primera fila y aparece Juan Diego, guitarrista de la excelente banda de surf valenciana Els A-Phonics. Esta vez no para actuar, sino para pegar el Set List. Cuando estaba a mi altura, me sonrió y dijo medio en broma medio en serio, “esto no se si va del derecho o del revés”, y es que el listado de canciones estaba escrito en japonés.
Sale la banda al escenario, las tres llevan un vestido ceñido de color dorado. Enchufan los instrumentos y la guitarrista se esfuerza en decir unas palabras de agradecimiento en castellano. La batería hace sonar un gong y abren el concierto con la canción “(I’m Sorry Mama) I’m A Wild One”, siguiéndole “I’m Blue” y “Road Runner”.
Las japonesas fueron tocando repertorio antiguo y también del último disco Tanukigotten. El público se mostró especialmente entregado con la ya mencionada canción “Woo Hoo” y con una pedazo de versión de Jerry Lee Lewis, “Great Balls On Fire”, cantada en japonés. A mí me encantaron, sobre todo la instrumental “Jane In The Jungle” y la canción “Mothra”, que tiene un ritmillo medio ska medio exótico. La banda hablaba mucho con el público, decían mucho “arigatou” y lo intentaban a veces en castellano diciendo cosas como “gracias for coming” o “vale vale”, metiéndose a la gente en el bolsillo.
A mitad del concierto subió una mujer japonesa con un vestido de flecos color plata. Caminaba dando saltitos y muy sonriente, leyó un papel diciendo: "hola, ¿cómo estáis?" Dudó entre guardar el papel en el escote o dejarlo en el suelo (finalmente lo dejó en el suelo), y se cantó con la banda dos temas haciendo coreografías muy divertidas. En la canción “Barracuda” intentaba formar con su cuerpo la letra B, la A, la R etc… luego enseñó camisetas y el último CD de la banda que estaba disponible en el puesto de merchandaising.
Al principio del concierto flipé con la guitarra que llevaba la banda, ya que estaba vieja y con algún desconchón, pero enseguida entendí por qué. Y es que la guitarrista en algunos temas rozaba la guitarra con los monitores, amplificadores y con cualquier cosa que pillara para que distorsionara más. Al estar en primera fila, veía como pisaba constantemente el pedal de la distorsión. Para las 5.6.7.8’s está claro que lo primero es la diversión, las filigranas y las cuestiones técnicas están en un segundo plano (no afinó la guitarra ni una sola vez a pesar de los meneos que le pegaba).
Se fueron sucediendo las canciones y finalmente, la batería hizo sonar el gong para anunciar el final del concierto. Desaparece la banda y enseguida aparece la bajista para hacer una foto del público diciendo que era para subirla al Facebook. Al poco apareció el resto de la banda para los bises. Se tocaron tres temas más, siendo el más celebrado por el público el “Bomb The Twist”. Sonó de nuevo el gong para anunciar el fin del concierto, desapareciendo las tres japonesas (me hizo gracia que la bajista se colgó el bolso y todo), y fin del concierto. Sonó de nuevo la música de los Dj’s, mientras la japonesa sonriente del vestido color plata se hacía fotos con el público.
Carlos.
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