I’m an Upstart. The Decca Wade story. Ronan Fitzsimons. Ardra Press (2013). 215 págs. Inglés.
Aquí tenemos el libro que nos cuenta la vida y milagros de Decca Wade, conocido por haber sido durante muchos años el mítico batería de los Angelic Upstarts. Pero su currículo musical va más allá de los Upstarts y es extensísimo, al igual que su colección de anécdotas, muchas de las cuales nos las explica Ronan Fitzsimons, quien también tiene publicada una biografía sobre los Toy Dolls. Desde sus comienzos, inspirados por los Clash, la carrera de los Angelic Upstarts nunca estuvo exenta de follones y problemas diversos. Uno de los más conocidos fue el que tuvieron con el que fuera su primer mánager, Keith Bell, un gánster que estuvo tangando al grupo constantemente y que tras ser despedido por tal motivo, se tiró un tiempo amenazando y atacando a familiares tanto de Mensi como de Decca (precisamente nuestro protagonista abandonó el grupo por primera vez al no estar de acuerdo con las “maneras” del mafioso en cuestión). El inevitable enfrentamiento terminó con algunos heridos de bala e incendios de por medio, quedando inmortalizado en la canción “Shotgun solution” del álbum We gotta get out of this place del año 1980. Aunque el mánager acabó en la cárcel, un cuñado de Mensi y el padre de Decca tampoco se libraron de pasar un tiempo entre rejas. A todo este affaire el autor le dedica merecidamente todo un capítulo en este I’m an Upstart. Con los preparativos del disco 2,000,000 voices el inquieto Decca se reincorpora a la banda y se asienta en Londres, donde Mensi y el resto del grupo hacía ya tiempo que andaban afincados. Dicho trabajo, editado por la multinacional EMI, lleva a los Upstarts al pico de su popularidad y es en estos tiempos cuando Decca se va descubriendo como un extraordinario músico y un juerguista de mucho cuidado. Decca compagina las baquetas en los Angelic Upstarts con su faceta de músico de alquiler, grabando anuncios y sintonías varias, o colaborando con un sinfín de artistas que lo requerían en el estudio. Todo el libro es un anecdotario constante sobre sus correrías por la capital con sus innumerables colegas de farra, destacando por encima de todos Max Splodge de los Splodgenessabounds. Pero la lista de músicos y “celebrities” con la que Decca compartió juergas o trabajo profesional en aquellos tiempos es larguísima, con gente no solo pertenecientes al mundillo de la música, sino también actores, deportistas, etc. Tras su segunda salida de los Upstarts nuestro protagonista continúa con su trabajo en la batería para numerosos y diferentes proyectos que iban desde el heavy metal hasta el pop más comercial. Lo intentó también en solitario grabando un single que no obtuvo la repercusión que esperaba. Decca también tuvo sus momentos de flaqueza y otra biografía hubiera salido si no se hubiera rajado en el último momento de hacer una audición para nada menos que los ACDC… Pero de tocar el cielo fue a caer directamente en el infierno al igual que uno de sus más famosos colegas de farra: Paul Gascoigne. Tras años y años de abuso de alcohol y cocaína, Decca acabaría en una residencia intentando limpiarse al igual que lo hizo su amigo Gazza. Poco tiempo antes se había reincorporado al punk de la mano de los Crashed Out, y es ahí cuando regresa de nuevo también con los Angelic Upstarts. Pero tocar con las dos bandas a la vez estaba empezando a ser demasiado para un Decca que no paraba de forzar la máquina con el vodka y la farlopa (el tema “Decca’s drinkin’ dilema" de sus paisanos y colegas de Toy Dolls va de eso...). Medio recuperado vuelve a enrolarse con un grupo punk, esta vez con los Hooligan de Dublín (las raíces de Decca son irlandesas), con los que llegó a grabar un EP e incluso giró con ellos (un servidor los pudo ver precisamente teloneando a los Upstarts). Y ahí más o menos termina la cosa. Divertida y buenrollista la obra pese a los episodios sobre el alcohol, sus problemas maritales o el mánager gánster. Me ha gustado en líneas generales, pero me he quedado con las ganas de saber más sobre la vida y milagros de los Angelic Upstarts, a ver si alguien se ocupa de ellos algún día…
- Algunos pequeños pasajes traducidos libremente:
(Episodio surrealista del juicio por la movida con el mánager mafioso)
Abogado del mánager intentando demostrar que la familia de Decca eran unos chungos: Así, señor Wade, ¿es cierto que usted tiene un hermano apodado “Toro” por familiares y amigos?
Derek (el padre de Decca). Sí señor.
Abogado. ¿Es cierto si le digo que su hermano se ganó el apodo por ser una persona temible y agresiva?
Derek. No señor.
Abogado. Entonces díganos, por favor, señor Wade, ¿cómo se explica el que tenga ese apodo?
Derek (dirigiéndose al juez). ¿He de responder a esta pregunta señoría?
Juez. Sí, señor Wade. Haga el favor de responder al señor letrado.
Derek. Bien señoría, es porque tiene la polla grande.
Hubo también una gloriosa escena surrealista cuando fuera del Palacio de Justicia de Newcastle las figuras de mayor nivel del juzgado se aproximaron a los miembros de los Angelic Upstarts para pedirles autógrafos. […]
(“Encuentro” con Jonh Lydon aka Johnny Rotten)
[…] Decca recuerda encontrarse con John Lydon en un pub de Londres un par de horas antes de que la banda tocara en una sala cercana. Él le ofreció instintivamente una bebida al ex de los Sex Pistols.
“¿Pinta o lager? La respuesta fue “No me gustan los Upstarts pero me gusta el tema vuestro de “England”.
“Muchas gracias, vamos a tocar “Pretty vacant” esta noche, ¿te hace subirte con nosotros?”
“¡Y una mierda!”
Lydon sin embargo los acompañó al concierto y fue una gran noche. Todos iban de “setas mágicas” y de pastillas azules francesas. Decca recuerda que con cuatro habría sido suficiente, pero él se tomó 16 […]
(Referencia a Spain en sus tiempos con los Crashed Out, habla su cantante sobre los habituales stripteases de Decca)
[…] Sí, estábamos tocando una vez en España y Decca salió del camerino completamente desnudo. Tocó todas las canciones en pelotas. Parte del público estaba flipando, pero al final todo el mundo reía o aplaudía. Bueno, al final del bis Decca se levantó, se “dobló” y se fue para atrás desapareciendo. No sabía nada del metro y medio que había de escenario y que no había muro tras la cortina de detrás de la batería. Así, él se fue para atrás y cayó del escenario. […] Creo que se torció un tobillo y se magulló algunas costillas, pero se puso bien tras unas cuantas cervezas […]
Muchas gracias por la reseña. Decca manda un abrazo a todos sus amigos en el mundo hispano. Oi oi, y un saludo. Ronan (autor del libro)
ResponderEliminarUn placer!!
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